La Iglesia Católica vuelve a ser escenario del escándalo tras ser revelado un informe elaborado por el gran jurado del estado de Pensilvania que señaló el abuso sexual de 300 sacerdotes estadounidense a más de mil niños víctimas de estas aberraciones en ese país.

El fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro, fue quien ofreció las declaraciones ante los medios de comunicación para hacer en público la denuncia donde explicó además que los niños fueron violados por vía oral, vaginal y anal.

Los depredadores se aprovechaban de la inocencia de los pequeños y utilizaban el nombre de “Dios” para causarles temor si no cumplían algunas de sus exigencias sexuales, señalando que, “irían al infierno”.

Ante esta situación, el papá Francisco envió un comunicado donde manifestó sentirse conmocionado y avergonzado por lo que sucedió en las sedes religiosas situadas en Pensilvania.