Musk cruzó la línea cuando llamó a un buzo británico involucrado en el rescate de la cueva de Tailandia, de ser un “pedófilo”, y ahora el buzo está demandando al multimillonario.

Todo comenzó cuando Musk aseguró que sacaría de la cueva a los pequeños con un submarino fabricado por su empresa.

Para el rescatista, el minisubmarino no «tenía absolutamente ninguna posibilidad de funcionar» ya que -precisó- la cubierta exterior era demasiado grande como para atravesar las curvas y los obstáculos de la cueva. «No habría penetrado ni 50 metros», criticó.