Sandra Fernández de Villavicencio (30) y su primogénito Kenzo (6), fueron desalojados de la mansión familiar de 2.600 metros ubicada en La Moraleja el día 16 de abril, suceso que se generó como desenlace de una ofensiva legal iniciada en el año 2013 con el Marqués que es su padre, debido a un sinnúmero de modificaciones realizadas por la susodicha a la casa, hicieron surgir diversas facturas, cuyo monto acumuló una cantidad de dinero superior a los 10.000 euros.

Tales erogaciones, no fueron asumidas por el padre de Sandra, lo que hizo que esta última se irritara y comenzara a distanciarse de su progenitor hasta el punto de llegar a acusarlo de discriminación. El Marqués de Larios, ante la situación no tuvo otra alternativa más que manifestar: “mi hija ya es mayor para mantenerse por su cuenta”, porque cuando era niña en el acuerdo de divorcio se especificó que el “Marques pararía una pensión de 600 euros a su hija; además de permitir que su exmujer y la menor pudieran habitar la vivienda de La Moraleja”.