En la octava edición de MasterChef se estableció una prueba que exigió cocinar cuatro platos para 200 personas pertenecientes a la “Brigada Aragón del Ejercito de Tierra”. En tal experiencia, salieron favorecidas Ketty, Sofía y Marta, y “mandando al resto de concursantes a la prueba de eliminación”, quieres tuvieron que realizar todos los esfuerzos necesarios para lograr elaborar dos platos saludables y sabrosos con un tope de 600 calorías.

Paralelamente, se dio el momento perfecto para realizar la tradicional Repesca de MasterChef, la cual tiene por objeto tomar a un concursante que fuera expulsado en cualquiera de los anteriores programas para que demostrando sus habilidades lograra volver a introducirse entre los fogones mediante una prueba que exigió de elaborar un “tipo cocido diferente: madrileño, gallego, maragato, extremeño, montañés…”.

En esta ocasión, fue Daniel el que resultó favorecido por los jueces y comensales que degustaron la preparación de un cocido montañés que por su extraordinario sabor se consolidó como la receta propicia para retornarlo con pleno derecho a ser concursante activo de MasterChef, sin la necesidad de enfrentarse al tope calórico.