Un papá en Crestline, Ohio trata de hacer mejores los lunes disfrazándose con trajes ridículos para recibir a sus hijos en la parada del bus. Algunos son tan elaborados como personajes de caricaturas y otros son más simples como una simple peluca.

La mejor parte es una de sus hijas, quien avergonzada por su padre, corre para alejarse pero él la persigue por varias calles mientras aún tiene el disfraz puesto.

No es fácil ser papá, siempre se requiere un esfuerzo, y no por poco tiempo, sino por largos y complicados años. Tienen la tarea de educarlos, de velar por su seguridad, y tampoco menos importante: la tarea de entretenerlos y este papá ha demostrado que es capaz de todo por esto último.