17 cosas a las que le tenías miedo de niño

Era tan injusto que nos obligaran a comer todas esas terribles y odiosas verduras con figuras poco divertidas y colores saludables. La hora de la comida era realmente de terror si tenías que comer verduras.

Nada era más feo que esos días en los que te llevaban al doctor y este nos ponía una inyección; lo peor de todo, es que creían que con un dulce se nos iba a olvidar el sufrimiento.

Un personaje terrorífico de la infancia era sin duda el Coco, ese que tus padres decían que vivía abajo de tu cama. Seguramente nunca pudiste ver debajo de tu cama por miedo a que te atrapara.

No siempre era el Coco, muchas veces solamente la idea de que algo o alguien estuviera debajo de la cama producía escalofríos, realmente la infancia es difícil.

Bien dicen que los suéteres son un invento de las mamás, y que ellas los ponen a sus hijos cuando ellas sienten frío. Todo niño temió a su mamá persiguiéndolo para ponerle el suéter, era terrible.

Era horrible ese momento en el que se acercaba Navidad y tenías miedo de haber sido un niño malo y no recibir regalos de parte de Santa Claus.

Nada era más feo que llegar tarde a una piñata, cuando llegabas ya todos los niños estaban jugando y era más difícil adaptarte.

Era horrible pensar que un señor vestido de blanco y con olor extraño te revisara los dientes y te prohibiera comer dulces, aún no sabes si preferías la inyección o estas visitas al doctor de los dientes.

Tenías amigos que presumían que el ratón de los dientes les había dejado bastante dinero por su pieza dental, y a ti te daba miedo que el ratón o el hada no te visitara o se le olvidara dejarte dinero esa noche.

Era realmente atemorizante ir a un restaurante en el que no contaran con un área de juegos para que pudieras divertirte mientras los adultos hablaban.

¡Horror! ¡Horror! ¡Horror! Nada era más feo que pensar que Chucky El Muñeco Diabólico iba a aparecer en tu casa y a intentar matarlos a todos. Esta película traumó a miles de generaciones.

No eras un niño normal si no le temías a la oscuridad aunque fuera un poquito, es que todo lo que se te podía aparecer ahí era producto de una joven imaginación.

No importa si eran grandes, altos, bajos, gordos, flacos, narigudos, tiernos o coloridos, los payasos son una de las cosas que más miedo le provoca a los niños, y muchos de ellos no lo superan cuando crecen.

No era nada bonito recibir un beso húmedo de la tía abuela de la familia, esa señora que te dejaba marcado de lápiz labial y que olía a polvos de bebé.

Por culpa de El Chavo del 8 muchos chicos temían que el ropavejero se los llevara para venderlos, eso sí daba mucho miedo.