Cuando piensas en verano, de seguro se te vienen a la mente los puestos de limonada que algunos niños tienen frente a su casa o en algún sitio estratégico. Este es un negocio apropiado para que los niños sepan de primera mano que el dinero no crece en los árboles, y que todo esfuerzo tiene y merece su recompensa.

Vender limonada no solo es divertido, sino que enseña a nuestros hijos a ser desde pequeños personas emprendedoras e independientes, y a valorar muchas cosas que probablemente antes ignoraban. Estas son algunas lecciones que tus hijos pueden aprender con un simple puesto de limonada.