Polémicas fotos nunca antes vistas de la Princesa Diana

Su boda con el príncipe Carlos el 29 de julio 1981 fue transmitido en 74 países y visto por 750 millones de personas en todo el mundo. Su funeral, 16 años más tarde, tuvo 2.5 millones de espectadores. Y en las más de 80 veces que el rostro de Diana aparecía en varias publicaciones, las ediciones de éstas se agotaban.

Falleció un 31 de agosto en París en 1997 en un trágico accidente con el que era su último amor, Dodi Alfayed. Y dicen que gracias a él la princesa triste volvió a sonreír.

Si bien la mayoría de las fuentes oficiales no dicen nada al respecto de la estatura de los cónyuges, en la actualidad es posible llegar a la información de este tipo y... asombrarse con ella. Lady Diana Spencer medía 1.78 m, y su esposo presumía de una estatura igual, por lo cual para poder ponerse unos zapatos de tacón sin ridiculizar al heredero al trono, la mujer tenía que usar trucos. Siguiendo las indicaciones de la etiqueta, en las fotografías oficiales salía sentada o agachada con el fin de minimizar la diferencia de la altura.

No pertenecía a la realeza, pero pertenecía a la aristocracia. Era hija de  John Spencer, VIII conde de Spencer y la Frances Ruth Burke Roche, hija de Mauricio Roche, IV barón de Fermoy. Sus padres se separaron cuando era una niña se mudó junto con su madre y su hermano a un apartamento en Knightsbridge, Londres.

La relación entre sus padres no era buena y con el paso de los años su madre perdió la custodia de Lady Di después de que su abuela materna testificara en un juicio contra su propia hija. Como no tuvo una vida muy familiar dio todo por su familia.

Conoció a Carlos de Inglaterra, que con los años se convertiría en su marido y en el padre de sus hijos con 16 años, cuando estudiaba en Alpin Videmanette. En 1973, el príncipe Carlos tuvo un affair con Sarah Spencer,  hermana de lady Diana.

Fue bien sabido –y un chiste recurrente– que la princesa Diana no tenía grandes aptitudes para el estudio. Hasta los nueve años estudió en casa y reprobó dos exámenes en West Heath School. Ella misma insistió en regresar a casa.

Diana fue admirada hasta el día de su muerte en agosto de 1997 y hasta el día de hoy, muchos aún guardan un gran interés por su vida.

Durante una época trabajó medio tiempo como niñera, antes de encontrar otro trabajo en Young England School. Le encantaban los niños y luego se dedicó a velar por sus derechos.

Cuando era pequeña ella soñaba con convertirse en bailarina, pero su altura se lo impidió. Era fanática del English National Ballet hasta el día de su muerte.

La mayoría de las joyas de la realeza son custom-made. Sin embargo, Lady Di seleccionó el suyo de un catálogo de la prestigiosa marca Garrard. Esta era una de las muchas reglas que la rubia rompió.

Su postre favorito era el budín de pan y mantequilla. Su aquel entonces chef personal asegura que Lady Di siempre pedía este postre y hasta iba a la cocina a picar un poco antes de que estuviera listo.

Dentro de su destacada labor altruista ayudó a los niños pobres en África, además de estar siempre al lado de muchos personajes como Nelson Mandela, el Dalai Lama o la Madre Teresa de Calcuta, a quienes admiraba. Además de Madonna y Margaret Thatcher.

Era normal verla vestida con pantalones y camisas al diario, o mientras acudía a reuniones de trabajo de las organizaciones solidarias con las que colaboraba. Utilizaba corbatas con trajes de estilo masculino, algo que pocas princesas europeas se atrevían. Lo que demuestra que fue todo un ícono de la moda en los años 80´s.

La autobiografía de Diana narra una serie de luchas personales que tuvo durante los primeros años matrimoniales con el príncipe Carlos. Su lucha particular con su salud mental, incluyendo los transtornos alimenticios y los intentos de suicidio. Al final, ella fue capaz de superar estos problemas.

Tras su separación con Carlos se le relacionó con varios hombres, según varias publicaciones inglesas su gran amor fue el doctor Hasnat Khan, a quien conoció en alguna de las visitas hospitalarias que realizó.

Los príncipes, gracias al ejemplo de su madre, son más cercanos y afectuosos en público manteniendo la ideología de Diana, quien alguna vez declaró: "No pasa nada por dar abrazos”.