De manera intencional o inconsciente todos comenten pequeños robos que socialmente son aceptables, pero que de una u otra forma están mal. Estos robos hormiga no tienen castigo, pero deberíamos dejarlos atrás.
De manera intencional o inconsciente todos comenten pequeños robos que socialmente son aceptables, pero que de una u otra forma están mal. Estos robos hormiga no tienen castigo, pero deberíamos dejarlos atrás.
Llegar a casa de tus amigos es sinónimo de robos hormiga, claramente sin la intención de afectar al dueño de la casa. Tú entras, te diriges al refrigerador y tras observar el panorama tomas una cerveza como si fuera de tu propiedad.
Pides una cucharada o una "mordidita" cuando alguien más está comiendo cerca. A mí me gusta compartir, pero la mayor parte del tiempo planeo comerme hasta la última mordida de mi emparedado.
Si tienes el privilegio de vivir independiente a la casa de tus padres, seguramente conoces esto muy bien. Vas a casa de tus padres y en la visita te percatas del fantástico pastel que tienen en la nevera, así que como estas cosas regularmente no las mantienes en casa te lo comes.
Pides que te inviten con la falsa promesa de que en el futuro tu devuelvas el favor. A tus amigos no les molestará, al principio, pero si nunca llega ese "a la próxima" estos se cansarán.