En Francia la fiesta por la final del mundial de futbol Rusia 2018 inició muy temprano, porque pocos esperaban que la selección de Francia perdiera el torneo. La música y los gritos estuvieron en aumento con cada uno de los cuatro goles y luego de que concluyera el partido empezó la noche más larga, feliz y turbulenta. En los Campos Elíseos aún no estaban llenos y cerca de la avenida parisina se veían ya coches con los parabrisas destrozados. Cientos de miles de personas, envueltas en banderas tricolores, gritaban a todo pulmón en torno al Arco de Triunfo.
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Miles de franceses estallaron de alegría y salieron a celebrar con euforia la victoria de la selección francesa en la Copa del Mundo de Futbol de Rusia frente a la selección de Croacia. La principal celebración tuvo lugar en París, a los pies de la Torre Eiffel, en el parque de los Campos de Marte, en donde 90 mil personas vieron y celebraron la victoria francesa, que les convierte en campeones del mundo por segunda vez en 20 años.
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El Ministerio del Interior movilizó más de 110.000 policías en todo el país. Era un fin de semana especialísimo: el sábado, fiesta nacional; el domingo, Francia campeona. A las 6 de la tarde, en cuanto empezó la segunda parte de la final de Moscú, París se entregó a la multitud. Dejaron de funcionar los autobuses y parte de la red de metro, se cerró al tráfico de automóviles un inmenso espacio que abarcaba desde el museo del Louvre hasta más allá de la torre Eiffel, siguiendo el curso del Sena, y se desató la euforia.
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Más de un millón de personas
Era la noche de la pasión desatada. Había gente bañándose en el canal Saint Martin, pese a la escasa salubridad de las aguas. Había bailes en los puentes. En Campos Elíseos y Arco del Triunfo, la gente se encaramaba al mobiliario urbano para contemplar la riada humana que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. El Ayuntamiento de París había calculado previamente que más de un millón de personas se lanzaría a la calle, y quizá se quedó corto.
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De los 23 jugadores de Francia, 25 tienen padres extranjeros. Eso vincula la selección a la banlieue, la populosa y marginada corona suburbana en torno a París, gran receptora de inmigración y desarraigo. Los jóvenes del extrarradio suelen decir que sólo pueden acercarse a la capital el 31 de diciembre, la única fecha en que la policía no les pide continuamente la documentación.
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