En realidad, y tal como diría Piqué, con Neymar empezó todo. Hecho que se produjo en 2013-2014, año en el que el Tata Martino era encargado del banquillo culé fue una inversión de futuro, ya que los blaugranas hurgaron las arcas con un jugador de 19 años que prometía mucho pero que, todavía no lo había demostrado.

Neymar fue clave para todos los títulos obtenidos en la era Luis Enrique, pero también con un desenlace inesperado: la partida del brasileño al PSG, fue un golpe bajo, señalado de traición pero con ello llego una nueva forma de hacer negocio y que era posible.

El FC Barcelona tiene ahora un nuevo objetivo, el interés culé en esta promesa ratifica todavía más la nueva hoja de ruta del conjunto azulgrana a la hora de acudir al mercado se trata del centrocampista Lucas Paquetá, de 21 años, un brasileño proveniente del Flamengo. Neymar fue el primero de una serie de jugadores procedentes de Sudamérica que le están generando dividendos al Barcelona.

Las contrataciones multimillonarias se reservan para casos de emergencia

Con la firma de Phillippe Coutinho y Ousmane Dembélé por unos 250 millones de euros, algo escandaloso pero dicha operación se financió, en gran parte, con los 220 millones ingresados por la salida de Neymar al PSG. La imposibilidad de seguir afrontando traspasos multimillonarios es el factor clave para entender el cambio de estrategia.

La liquidez y el problema de la masa salarial obliga a los clubes a apostar por jóvenes jugadores antes de su explosión Tal es el caso del Barça y el Real Madrid que les cuesta seguir la ruta en el mercado de los grandes de la Premier. Sin ir muy lejos, la mayor inversión del verano de ambos equipos fue Malcom (40 millones) y Courtois (40) respectivamente.

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Los casos de Marlon, Mina y Arthur ratifican el interés del Barça por explotar este método.

En el caso de Arthur. Su incorporación responde realmente a necesidades deportivas, pero al margen de cómo le vayan las cosas, su llegada parece garantizar un buen negocio para el Barça, que pagó al Gremio 30 millones por el centrocampista. Hace menos de un año, el valor de mercado de Arthur era de seis millones; ahora ya supera los 35.

Marlon costó 5 millones en su día y el Sassuolo lo ha comprado por seis, mientras que Yerry Mina costó 12 y se ha vendido al Everton por 30.

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Ahí se vislumbran tres horizontes; si el jugador cumple con las expectativas y se consolida en el equipo, la operación es un éxito rotundo. Si exhibe maneras pero no le alcanza para tener minutos, resulta fácil obtener un traspaso al alza, ya que el club comprador valora muy positivamente la juventud y margen de crecimiento del futbolista.