El FC Barcelona ganó en Valladolid por Dembélé. Su gol en la segunda parte fue suficiente para agarrar tres puntos sin lamentar daños. Desinhibido y valiente, el delantero francés fue el atacante que mejor supo adaptarse a un césped deplorable y que el club denunciará ante los estamentos federativos.

Su presencia continuada en el equipo está resultando determinante en el arranque de la temporada. Dos goles en tres partidos. El primero ante el Sevilla dio el título de la Supercopa de España y el segundo, rescató a un Barça maltrecho por los socavones de la hierba. Su encaje en el tridente empieza a notarse y a dar réditos.

A Dembéle se le ve con ganas de enterrar todas las dudas de un primer año repleto de adversidades. Llegó tarde y cuando se puso a jugar, a entenderse con Messi y Suárez, le llegó una primera lesión que le dejó 20 partidos en la enfermería. Su regreso apenas duró cuatro partidos porque encadenó otros siete partidos de baja. La campaña entraba en su etapa crucial y Valverde optó por apostar por Coutinho. No tuvo, personalmente, un final feliz y ahora empieza a sacarse la espina después de un verano movido, en el que se veía más fuera que dentro. Valverde le está concediendo ahora lo que entonces pareció privarle, de la regularidad que hoy le pone por delante de Malcom, el que parecía que sería su rival.