Novak Djokovic vuelve a estar entre los grandes. Con una demostración soberbia de buen tenis y como en sus mejores años hizo el trabajo, imponente sobre el engramado de Londres no tuvo piedad de su contrincante Kevin Anderson al que despacho fácilmente. Atrás queda recuerdos de los momentos que le hizo desaparecer de los grandes escenarios del tenis mundial. Qué mejor que su cuarto Wimbledon para estar con nuevos bríos y en el top ten, después de una larga estadía de sufrimiento en la que sólo supo ganar dos torneos de bajo perfil.
El All England Club fue testigo de su regreso repleto de confianza ante Anderson al que domino a placer en tres sets 6-2, 6-2 y 7-6. El sudafricano no fue rival para un Novak que llegaba enfocado después de la gran exhibición que protagonizo ante Rafael Nadal en la semifinal. Para muchos fue un partido de trámite y que la verdadera final se jugó ante el español en un partido a sangre y fuego, donde el balear sucumbió ante un inspirado serbio.
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Un sudafricano muy agotado
Anderson afrontó el compromiso con las secuelas físicas de su maratónico juego ante Isner. En su segunda final de un Grand Slam tras la pérdida el año pasado ante Nadal en el US Open. Al sudafricano se le notó el nerviosismo desde el comienzo perder su saque nada más para empezar y con una doble falta fue un duro inicio, muchos errores y obligado siempre a remontar ante un rival sólido.
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Desde el principio soberbio
Con la doble falta de Anderson que le costó su servicio en el primer juego y con la credencial de 172 aces a lo largo del torneo para Nole. El trabajo más difícil ya estaba hecho, sin embargo el sudafricano restableció el orden en el tercero, que respondió mejor, pero estaba cuesta arriba revertir el marcador. Con el precedente de su reacción ante Federer en cuartos, tras estar dos sets abajo y con punto de partido en contra, Djokovic estaba claro volver a la final de un torneo del Grand Slam le había costado casi dos años y no dejaría escapar la oportunidad de coronarse de nuevo en el All England Club.
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Djokovic se mostró muy sólido durante todo el encuentro, como si no hubiera perdido la práctica en esto de jugar finales y sobre todo ganarlas. Consistente desde la línea de fondo, basó su juego en variar los golpes y mover a su oponente, inmensamente más rígido que su rival en el duelo anterior. En 20 minutos ya tenía dos breaks al bolsillo el serbio; en menos de media hora el primer set.
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Un leve despertar en el final
Ya en el tercer set Anderson había elevado su porcentaje de acierto con el saque, lo cual le permitió mantenerse con vida, superando lo mal que estuvo los dos primeros sets. A pesar que Djokovic tuvo su cuota de problemas con el servicio con 5-4 abajo cometió dos dobles faltas que le situaron frente a dos puntos de sets adversos. El sudafricano dispuso de otros tres puntos de set antes de un desempate que impulso a Nole.
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Poco que reprocharle en actitud a Anderson, pues nunca bajó los brazos tuvo varias bolas de set, pero no las pudo ejecutar y en el tie-break del tercer set Djokovic puso punto y final para gritar en la capital británica campeón.