Novak Djokovic vuelve a estar entre los grandes. Con una demostración soberbia de buen tenis y como en sus mejores años hizo el trabajo, imponente sobre el engramado de Londres no tuvo piedad de su contrincante Kevin Anderson al que despacho fácilmente. Atrás queda recuerdos de los momentos que le hizo desaparecer de los grandes escenarios del tenis mundial. Qué mejor que su cuarto Wimbledon para estar con nuevos bríos y en el top ten, después de una larga estadía de sufrimiento en la que sólo supo ganar dos torneos de bajo perfil.

El All England Club fue testigo de su regreso repleto de confianza ante Anderson al que domino a placer en tres sets 6-2, 6-2 y 7-6. El sudafricano no fue rival para un Novak que llegaba enfocado después de la gran exhibición que protagonizo ante Rafael Nadal en la semifinal. Para muchos fue un partido de trámite y que la verdadera final se jugó ante el español en un partido a sangre y fuego, donde el balear sucumbió ante un inspirado serbio.