El nombre Zlatko Dalic era un desconocido hasta que el presidente de la federación, Davor Suker, lo contactó, el acuerdo solo contemplaba un contrato por el último partido de la fase de clasificación para el mundial de futbol en Kiev, frente a Ucrania, y los dos de la repesca si accedía a ella. “Después del partido de Ucrania, trabajé seis semanas sin contrato. No necesitaba un salario. No estaba para eso. Si nos clasificábamos para el mundial, entonces hablaríamos”.
Dalic aceptó el desafío, en su debut tuvo que vencer a Ucrania 2 a 0, en la última jornada de su grupo para llegar así al repechaje. El estratega soñando con cumplir el sueño, enfrentó luego a Grecia por el boleto hacia Rusia: sus dirigidos ganaron 4 a 1, empataron 0 a 0 en la vuelta y así clasificaron a la copa del mundo en el Grupo D, junto a Argentina, Islandia y Nigeria.
A Dalic le sorprendió la elección de Suker. No tenía un entorno mediático influyente “Si dirigiera al Madrid o al Barcelona, también ganaría títulos”, asevera Dalic. “No quería estar en Croacia, debía buscar un lugar en el que encontrara un puesto de trabajo. Los entrenadores croatas no éramos respetados en Europa. Quise focalizarme en las categorías inferiores y un año después ya era el mejor entrenador de Asia. Fue una etapa dura. Si se fijan en nuestras infraestructuras, esto es un milagro. Es el carácter nuestro, está en nuestro ADN el que seamos tan competitivos, la clave es la unión otras veces hemos tenido grandes individualidades y no logramos nada”.
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¿Quién es Dalic?
Nació en 1966 en Livno, en la actual Bosnia-Herzegovina. Su carrera como futbolista se centró en Croacia: centrocampista de contención, jugó 235 partidos y anotó 19 goles en sus 17 temporadas como profesional entre sus cinco equipos: Hajduk Split, Cibalia Vinkovic, Buducnost Podgorica, Velez Mostar y Varteks Varazdin. Como jugador, Dalic fue un esforzado centrocampista que no alcanzó la internacionalidad.
Fue en Mostar donde le pilló la guerra de los Balcanes. De allí, en febrero de 1992 regresó a Livno, su ciudad de nacimiento. Durante el conflicto estuvo tres meses reclutado por el ejército croata para labores de logística. Un coronel croata de Split le liberó para fichar por el Hajduk. Con 51 años, y siendo entrenador desde 2000, sumó experiencias en Varteks, Rijeka y Slaven Belupo (clubes croatas). Además, fue técnico adjunto del seleccionado de Croacia Sub21, y tuvo un paso por el fútbol árabe (dirigió Al-Hilal, de Arabia Saudita, y Al-Ain, de Emiratos Árabes).
Dalic se ha convertido en el entrenador que revolucionó la selección de Croacia desde la tranquilidad y la fe. Su amuleto es un rosario, que siempre lleva en el bolsillo, y que agarra con fuerza cuando necesita la calma necesaria para afrontar las decisiones necesarias en busca del éxito. "Todo lo que he conseguido en mi vida y carrera profesional se lo debo a mi fe y estoy agradecido a mi querido Dios. Cuando siento que estoy en un mal momento, pongo mi mano en el bolsillo, me aferro a mi rosario y luego todo es más fácil". Dalic confía en su fe y los jugadores creen en él para llevar a lo más lejos a Croacia. "Trajo ideas nuevas, es lo que necesitábamos", confesó Perisic sobre el seleccionador.
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Croacia haciendo historia
Hemos escrito nuestros nombres en la historia en la que quizá sea la gesta deportiva más grande de nuestro deporte”, aseveraba ayer el entrenador milagro de la selección croata. “Croacia tiene que ser una locura”, advierte Dalic. “Pero no se crean que solo lo celebraron los cuatro millones de personas que viven en Croacia. También hay otros cuatro millones que están fuera del país. Esto es un triunfo de todos”, completó el preparador.
“Para un país como el nuestro esto es algo histórico, la gente se merece esta alegría”, sumó Modric, el capitán del equipo, que el domingo jugará por primera vez la final de una Copa del Mundo. Dalic ha asumido con normalidad y confianza el mayor reto de la historia del fútbol croata conquistar su primera copa del mundo. El país balcánico está reescribiendo su historia 20 años después de los Suker y Boban, de la mano de Modric y Rakitic bajo la dirección de Dalic.