El nombre Zlatko Dalic era un desconocido hasta que el presidente de la federación, Davor Suker, lo contactó, el acuerdo solo contemplaba un contrato por el último partido de la fase de clasificación para el mundial de futbol en Kiev, frente a Ucrania, y los dos de la repesca si accedía a ella. “Después del partido de Ucrania, trabajé seis semanas sin contrato. No necesitaba un salario. No estaba para eso. Si nos clasificábamos para el mundial, entonces hablaríamos”.

Dalic aceptó el desafío, en su debut tuvo que vencer a Ucrania 2 a 0, en la última jornada de su grupo para llegar así al repechaje. El estratega soñando con cumplir el sueño, enfrentó luego a Grecia por el boleto hacia Rusia: sus dirigidos ganaron 4 a 1, empataron 0 a 0 en la vuelta y así clasificaron a la copa del mundo en el Grupo D, junto a Argentina, Islandia y Nigeria.

A Dalic le sorprendió la elección de Suker. No tenía un entorno mediático influyente “Si dirigiera al Madrid o al Barcelona, también ganaría títulos”, asevera Dalic. “No quería estar en Croacia, debía buscar un lugar en el que encontrara un puesto de trabajo. Los entrenadores croatas no éramos respetados en Europa. Quise focalizarme en las categorías inferiores y un año después ya era el mejor entrenador de Asia. Fue una etapa dura. Si se fijan en nuestras infraestructuras, esto es un milagro. Es el carácter nuestro, está en nuestro ADN el que seamos tan competitivos, la clave es la unión otras veces hemos tenido grandes individualidades y no logramos nada”.