La dimisión de la selección alemana del jugador de origen turco Mesut Özil, entre acusaciones de racismo, ha abierto varios debates en Alemania, que rebasan la esfera puramente deportiva. La discusión está abierta y muchos ven en el hecho de que Özil no se haya sentido lo suficientemente protegido contra ataques racistas como un símbolo alarmante. El ministro de Exteriores, Heiko Maas, expreso que no cree que «el caso de un multimillonario que vive y trabaja en Inglaterra diga mucho sobre la integración de extranjeros en Alemania».

El equipo que ganó la Eurocopa sub 21 en 2009, además de apellidos típicamente alemanes había nombres de hijos de inmigrantes como Jerome Boateng, Sami Khedira o Mesut Ozil. Sin embargo, la discusión está abierta y muchos ven en el hecho de que Ozil no se haya sentido lo suficientemente protegido contra ataques racistas como un símbolo alarmante. Ozil, en los comienzos de su carrera fue, junto con otros jugadores hijos de inmigrantes, un símbolo de integración.

Desde el comienzo de la carrera internacional de Ozil muchas cosas han cambiado en Alemania y en Turquía y en las relaciones germano-turcas. En un partido luego de finalizado la canciller Angela Merkel bajó al vestuario y de esa visita se conserva una foto en la que la jefa de Gobierno y Özil, se estrechan la mano.