El FC Barcelona junto a Ernesto Valverde ha batido todos los récords de ventas este verano. Su área deportiva se ha movido bien utilizando contactos directos e intermediarios solventes para acabar con su famoso fondo de armario. Al final saldrán todos y con operaciones ventajosas y creativas. No es fácil colocar futbolistas que, a pesar de jugar en el Barça, han tenido pocos minutos y cobran unas fichas altísimas.

La faena venía ya casi hecha a mediados de agosto cuando un potente intermediario contactó con el club para preguntar por la salida de Iván Rakitic. Hablaba en nombre del PSG y querían profundizar en el asunto. Se encendieron las alarmas, pero el club actuó con cautela estudiando todos los escenarios y no descartando nada de antemano. Si la oferta era altísima, que así iba a ser, la presión pasaría a manos del jugador, que debería tomar una decisión. Comenzaron 15 días de muchos contactos y el peligro de salida de Rakitic fue más que real. Lo tuvieron muy avanzado y los protagonistas son conscientes.

El conjunto parisino avisó desde un primer momento que no estaba dispuesto a pagar la cláusula de rescisión por la edad de Rakitic, pero sí que haría un esfuerzo importante. Además, comunicó que hablaría con el futbolista para comprobar si un acuerdo entre todas las partes era posible. El Barça tuvo conocimiento extraoficial de estos movimientos y esperó. Si Rakitic avanzaba en su acuerdo y decidía irse, el club analizaría de nuevo la situación.