Sergio Ramos es, sin duda alguna, uno de los jugadores considerados más importantes en el Real Madrid. Y es que, al margen de ser el encargado de llevar el brazalete de capitán, el andaluz es también el líder del vestuario. Y es que Ramos encarna esa figura que tanto gusta en el club blanco: luchador, incansable, con carácter y con casta.

Ya desde que llegó al Bernabéu hace muchos años demostró que había “nacido para jugar en el Real Madrid”. Y, cuando otro de los emblemas del club se marchó, Raúl, el cogió el relevo en la capitanía.

Eso sí, en el vestuario y en el campo seguía estando a la sombra de Cristiano Ronaldo, el crack que centraba todas las miradas. Pero ahora que el luso ya forma parte del pasado, Ramos ha decidido dar un paso adelante. Pero no le ha salido como esperaba.

La traición en el Real Madrid

El caso es que el defensa ha optado ahora por ser el nuevo CR7. Al menos en cuanto a las faltas y los penaltis. El central ya ha marcado dos goles desde el punto de penalti, pero como se pudo comprobar en San Mamés, ahora ha optado también por dar un paso adelante y ser él el lanzador de faltas. Al menos las del perfil diestro.