Por: Fernanda G. Mencos - 21 abril 2017, 10:30
El día que tu hermano o tu hermana deciden tener un bebé tu vida cambia para siempre. Una vez que estos pequeños hacen su aparición en tu vida la forma en la que miras el mundo se ve alterada radicalmente.
Ser tía es la mejor experiencia que te puede ocurrir.
El regalo de ser tía
Foto: Pinterest.
Ser tía es simplemente grandioso, pues sientes una mezcla entre amor maternal, complicidad de hermana y actitud de amiga. Si eres madre tienes más personas a quienes querer, si piensas ser madre, puede ser un preámbulo para lo que viene y si no has tenido hijos entonces puedes experimentar lo que es esta convivencia extraordinaria con un niño pequeño.
Es un amor incondicional
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Nadie puede negar que convertirte en tía es algo realmente mágico. Y es que aunque no seamos sus madres, no podemos evitar sentir esa responsabilidad, apego y cariño; los cuidamos e incluso educamos. Mis primeros pañales y leches calientes los viví con mis sobrinos.
Aprendes a ser mamá
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Ser tía es como un curso previo a tu estreno como madre (cuando se da el caso) pues puedes convivir poco a poco, aprender a cargar a un bebé, cambiarlo, jugar con él etc., pues su madre estará ahí para indicarte si lo estás haciendo mal y no tienes que experimentar sola (como cuando eres madre primeriza).
Puedes malcriar y no importa
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Para eso tienen a sus verdaderos papás, tu diviértete. Y mientras piensas que cuando tengas hijos deberán comerse todas las verduras, cuando eres tía puedes permitirte ser esa persona que le regala un chocolate al niño o le ayuda con la mitad de su plato mientras mamá se da la vuelta.