Mientras muchas personas, al sentir el comienzo de una tos, fiebre, dolor de estómago o alguna enfermedad, van directo a la farmacia a comprar medicina, expertos del American College of Chest Physicians apuntan que esto es una pérdida de dinero y a la larga es dañino para la salud. Existe una gran variedad de remedios caseros que funcionan tan bien o mejor que las combinaciones farmacéuticas.
Remedios con ajo

El ajo era usado como un medicamento natural mucho antes de ser un condimento. En el Codex Ebres, papiro egipcio, que data del 1550 A.C, contiene 22 menciones sobre su poder curativo en cardiopatías, parásitos intestinales, tumores, etc. Hipócrates, un gran médico de la antigüedad, recomendaba utilizar el ajo por sus cualidades medicinales. Por su olor característico se decía que era una potente arma contra los vampiros.
El ajo te ayuda a curar casi todo

Comer uno o dos dientes de ajo al día podría ser suficiente para que la gripe ni siquiera se asome por tu ventana. El ajo produce una sustancia química llamada alicina, responsable no sólo de su olor, también, de su potencial para luchar contra los virus y las bacterias. Según un estudio de la Universidad de Florida, EE.UU., comer ajo aumentaría el número de linfocitos T en la sangre, las células responsables de la respuesta inmune.
La miel es muy efectiva

La miel es uno de los alimentos más completos que existen y está conformado por el néctar y las exudaciones sacarinosas de las plantas, una vez recogidas, modificadas y almacenadas en los panales de las abejas. Se conoce desde la época de los antiguos egipcios y griegos, quienes lo usaban como loción antiséptica, tonificante, diurético y hasta como calmante de dolores.
Remedios con miel

La miel como remedio es antibiótica, cura el raquitismo, el escorbuto, la anemia, la inflamación del intestino, la hidropesía, el estreñimiento, el reumatismo, los dolores de cabeza y los vértigos. Es el mejor azúcar que aceptan los riñones. Es considerada tónica y relajante al favorecer la absorción de triptófano, sustancia precursora de la serotonina, inductora del sueño. Por ello, la miel combate el insomnio.