¿Por qué a algunas mujeres, exitosas en otros ámbitos, les cuesta tanto casarse? Efectivamente, cada vez hay más casos de mujeres que, pasados los 30 años, no han encontrado una pareja para toda la vida, corriendo el riesgo de quedarse solteras para siempre.
Estudios recientes han querido desentrañar la raíz de este problema, llegando a la conclusión de que el fracaso en el amor suele estar ligado a un alto nivel de inteligencia por parte de ellas. Veamos por qué.
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La sociedad ha cambiado profundamente durante el pasado siglo, otorgando a las mujeres una libertad cada vez mayor, que les permite desarrollar sus capacidades con más eficacia que antes. ¿El resultado? Una mujer más preparada, más culta, más inteligente.
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Por ello, la mujer tiene memjor acceso al trabajo de calidad, y con él a un buen sueldo que le abre la puerta para una vida plena. Esto acaba con los viejos modelos de relación de pareja, en que la mujer se quedaba en casa mientras el hombre ganaba su sueldo. Además, la mujer pasa a ser más exigente y ya no se conforma con cualquiera.
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La incorporación de la mujer a un tipo de trabajo mejor remunerado también implica que ya no tiene tanto tiempo libre para desarrollar su vida social, encontrar pareja y establecer unos lazos duraderos con un hombre.
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Además, la inteligencia va ligada a más estudios, lo cual hace que la mujer esté ocupada durante muchos años en formarse y adquirir unas titulaciones acordes con su nivel intelectual, a menudo hasta más allá de los 30 años. Mientras tanto, no hay tiempo para pensar en bodas.
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Estudios de varias universidades inglesas han revelado, tras analizar la vida de 900 hombres y mujeres durante 40 años, que las mujeres universitarias, debido a su alto rendimiento laboral, tienen un 40% de posibilidades menos de encontrar marido.
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La razón de esto es clara: al haber pasado gran parte de su vida en un ambiente intelectual, rodeadas de mentes activas, quieren a un marido que se corresponda con sus inquietudes, activo y satisfactorio intelectualmente, con un buen trabajo, por lo que el proceso de emparejamiento se complica.
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Los estudios revelan que, cuanto más inteligentes son los hombres, más probabilidades tienen de llegar al altar. Pero su comportamiento es contrario al de las mujeres: el hombre busca a una mujer que haga el papel de madre, cuidando de la casa, la comida diaria, etc.
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Así, es natural que se produzca un desajuste en cuanto a las expectativas de las mujeres inteligentes, que no siempre persiguen los mismos objetivos que los hombres y siguen solteras al llegar a la treintena.
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La conclusión es evidente: si sigues soltera y notas que los hombres no satisfacen tus aspiraciones intelectuales, tómatelo con calma. Eres demasiado inteligente para ellos.
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Puede que tu alto coeficiente intelectual te aparte por ahora de encontrar el amor, pero también es cierto que, tarde o temprano, los designios del destino harán que la búsqueda termine con tu media naranja. ¡Es cuestión de tiempo!
