Las maravillas del mundo siempre nos sorprenden de formas inesperadas y fascinantes. Tal es el caso de las llamadas cuevas Waitomo, en Nueva Zelandia, donde los turistas pueden disfrutar de un espectáculo absolutamente único en el que podrán ver las luces de la Arachnocampa Luminosa.

Se trata de unas peculiares larvas pertenecientes a un grupo de insectos llamdos Gnat, que están emparentados con la llamada mosca negra, conocida por su dolorosa picadura. Estas diminutas larvas proyectan una fuerte luminiscencia que se refracta en las numerosas formaciones de estalactitas y estalagmitas que habitan por todo el lugar.

Las excursiones a estas cuevas son una parada infaltable en cualquier visita a Nueva Zelandia. El trayecto es sencillo y sin riesgos y después de pocos pasos se llega al lugar donde la magia sucede. Enormes complejos de cuevas iluminados por cálido resplandor azulado que desprenden los millones de larvas que habitan el lugar.

El trayecto es mágico e inolvidable. Las criaturas son muy sensibles por lo que, para poder disfrutar de esta experiencia, se debe acceder en silencio y sin luces, para que no dejen de brillar. Cualquier perturbación en su hábitat provoca que de inmediato dejen de resplandecer para evitar cualquier depredador.

Los primeros en descubrir a estos insectos fascinantes fueron mineros ingleses en 1971, que accedieron en busca de minerales y se encontraron con este impresionante show de luces de la naturaleza. En ese entonces creyeron que era una especie de luciérnaga, pero en 1886, un profesor de Christchurch demostró que se trataba de larvas de Gnat y no de escarabajos, que es la familia a la que pertenecen las luciérnagas que conocemos.

Su estado de preservación es delicado a pesar de que prácticamente no tienen más depredadores que el ser humano. Sin embargo la progresiva destrucción de su hábitat debida la actividad minera así como diversas actividades humanas, amenaza con privarnos de esta maravilla natural única en todo el mundo.

En maorí, el nombre de estos insectos es titiwai, que significa “lo que se proyecta en el agua. Un nombre altamente poético que calza perfecto a esta criatura de características tan místicas.