México es un país que geográficamente esta ubicado en el trópico de Cáncer, por lo que en este país hay zonas de clima templado y zonas de clima tropical, y por ende es muy poco habitual pensar que en este país nos pudiéramos encontrar con una enorme tormenta de nieve.

Una nevada evoca magia, esplendor y en algunos casos también forma parte y contribuye con el contexto navideño, y mayormente es agradable, pero puede ser de suma preocupación cuando ocurre en un país del trópico. Diversos climatólogos describen este tipo de situación como fenómeno clima-geográfico, producto por el calentamiento global, una rareza que ocurre cada ciertos años.

                                       Ciudad de México, 1976.

En la capital de México se han registrado varias tormentas invernales, la primera en 1902, año que coincide con el natalicio de Luis Farell, y la segunda en 1920 de la cual no hay suficientes datos, culminando con la más reciente que fue en el año 1976, pero solo de la última disponemos referencias suficiente. Se consideró un clima con nieve repentina y densa, que llegó a los 5 centímetros de espesor.

                   Nevada en México, 1976.

Este 11 de enero en la ciudad de México, específicamente en el año del 67, los residentes no estaban nada preocupados, todo lo contrario, se encontraban felices, los niños jugando sobre la inesperada nieve y los adultos… ¡Bueno! ¡Los adultos también jugaban! y disfrutaban de esta eventualidad de diversas formas.

Muchas opiniones surgieron, tanto los mexicanos como los periodistas se basaron en que todo esto ocurrió por la cercanía con la nación estadounidense, justificando y reparando en las razones de por qué en las zonas norte aumento 10 veces más el grosor de nieve caída ¡Alcanzó 75 centímetros! Y hubo varios reportes sobre daños y hasta muertes por congelamiento, y aunque fue una sorpresa, a nadie pareció molestarle.