Reconozcámoslo, cuando eramos niños rompimos muchas veces las reglas. Desde hablar con la boca llena, no pararnos derecho, señalar a las personas e incluso desvelarnos cuando nos mandaban a dormir. Sin mencionar que a escondidas vimos algunas caricaturas que nuestros padres nos prohibieron, porque consideraban que eran mala influencia para nuestras inocentes mentes infantiles.