Dom tiene seis años y le encanta dibujar. Y una vez que Dom termina sus pequeñas obras maestras, su padre después las recrea en el mundo real con dosis de magia digital y sentido del humor.

Leones, cebras, retratos, barcos, robots, dinosaurios.. Dom y su padre han creado un universo alternativo lleno de personajes que sólo podíamos soñar. Los resultados son, digamos, desconcertantes.