En algún momento de la vida, ¡todos hemos pensado en renunciar! Es más, todos hemos fantaseado con hacerlo de una forma no diplomática. Dejando atrás el «gracias por todo jefe» y el «adiós, son los mejores compañeros que he tenido». Seamos honestos, todos en el fondo amarían irse mientras dicen los peores secretos de su jefe, los insultos más ofensivos y una que otra palabra altisonante.
Sin embargo, no lo hiciste. Te fuiste de la forma más cordial del mundo, incluso firmaste la carta de renuncia en la que colocabas a tu jefe y a tus compañeros de trabajo como las mejores personas del mundo. ¿Esto trajo felicidad y satisfacción a tu vida? ¡Claro que no!
A continuación te presentamos las formas más originales de renunciar a tu empleo.
La fuga
Foto: Giphy
Ya no aguantas más y decides que así, sin las dos semanas de anticipación o aviso, te marchas. Ni siquiera de lunes a viernes, nada de nada, ya se enterará tu jefe cuando necesite humillar a alguien. No olvides llevarte tus cosas, pues en el caso contrario nunca podrás recuperarlas.
Decir lo que en realidad piensas
Foto: Giphy
Primero presentas tu carta de renuncia, luego empiezas a comentar todos esos detallitos que te hicieron explotar. Que tiene mal aliento, que es un inepto, que es un alienado, que es la encarnación del diablo; todo lo que se te ocurra. Eso sí, trata de salir cuanto antes de la oficina, pues tu integridad física correrá peligro.
Con ayuda de una broma pesada
Foto: Giphy
En el momento menos esperado ve a la oficina de tu jefe y dile que si no cambia su actitud, alguno de los dos sale sobrando. Ahora te acercas lentamente y al ver su cara de terror, le dices que es una broma, pero que el viernes es tu último día en la oficina.
Confesando tu falso amor
Foto: Giphy
Las relaciones laborales están prohibidas en la mayoría de lugares, el primero que se atreva a romper esa barreara será despedido. Ni modo, tocará aguantarte el asco y declararle el amor a tu jefe o jefa. Un beso directo lo hará más creíble; sin embargo, en el peor de los casos podrías terminar con nueva pareja.
Con rebeldía
Foto: Giphy
Esta es una de las más arriesgadas, pero funcionales. Empieza a llegar tarde, métete a todos los sitios para procrastinar que conozcas o falta dos días a trabajar sin avisar. En general, tu comportamiento se encargará de hacer el trabajo. Con esto, seguro que no necesitarás renunciar.
Con un golpe
Foto: Giphy
Justo antes de irte de la oficina, el viernes por la tarde, tu jefe comenzará a regañarte, la respuesta al conficto: un golpe. Este método viene con despido garantizado.
Saca los trapitos al sol
Foto: Giphy
Es momento de romper tu promesa de confidencialidad. Ya ni modo, es momento de gritarle al mundo que tu jefe anda con Lupita, la secretaría; que tus superiores son unos morbosos y que la compañía en general es una evasora de impuestos.
Causa furor a tu jefe
Foto: Giphy
Robar es un delito, así que esa idea puedes descartarla desde ya. Sin embargo, nada parece indicar que esconderle las copias al jefe lo sea. Ya sabes, incluso cambiar las cosas de posición en su escritorio podría terminar mal.
Róbale autoridad a tu jefe
Foto: Giphy
Nada molesta más a tu jefe que robarle su autoridad, por lo que cuando no te escuche, lo mejor es que lo acuses con su supervisor directo. Lo peor que podría pasar es que este se convierta en cómplice del mismo diablo.
Métete con la hija del jefe
Foto: Giphy
Sería una buena forma de darle en la torre al jefe. Involúcrate en una relación con la hija del jefe, esto te ayudará a poner tu buen nombre en el lugar que estaba antes de que tu superiores de la oficina lo pisotearan.