Ciertamente esta penosa historia ocurrió en los Estados Unidos, luego que un hombre asistiera a un centro hospitalario tras presentar fuertes dolores, fiebre y además vómitos. Mientras la pareja pensaba que todo se debía a un proceso viral, los médicos determinaron unas semanas después que tendrían que amputarle los brazos y piernas, debido a que no se trataba de el malestar que padecía no se trataba de un resfriado común sino de una grave infección causada por un microorganismo llamado “Capnocytophaga canimorsus” que le transfirió su propia mascota mediante una lamida.
El “Capnocytophaga canimorsus” es una virus gramnegativa que se encuentra en la flora de las mucosas de los perros y de los gatos. Aunque para estos animales es algo normal, a ellos no les genera ningún malestar.
Ahora bien, en opinión de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, demuestran que el 74% de los perros y el 57% de los gatos poseen este bacilo.
Sin embargo, en las personas procede totalmente diferente, Si la bacteria llega a nuestro organismo ocasiona diversas infecciones en nuestro cuerpo inclusive pudiera contagiarse la sangre, conocida como “Sepsis” provocando una inflamación en nuestro organismo, y por tanto, un descontrol general, iniciándose en las extremidades.
En opiniones de los especialistas del CDC, las personas con un sistema inmune disminuido se encuentran más expuestas a contagiarse, aunque en versión de la doctora Silvia Muñoz especialista en epidemiología del Froedtert & the Medical College de Wisconsin, estos casos son considerables raros.
El 99% de las personas que poseen estas mascotas jamás tendrán esta complicación, comentó la doctora. Debido a que la bacteria se puede contraer mediante picaduras, rasguños o un acercamiento que tengas con algún perro o con un gato, inclusive una lamida de un can puede causar.
Las señales de esta infección se inician de tres a cinco días posteriores de la alameda, a pesar que la mayoría de los pacientes alegan que las dolencias y las molestias aparecen a los 14 días del contagio. Asimismo entre los síntomas tenemos: Ampollas, enrojecimiento, pus, colitis, fiebre, dolor de cabeza, vómitos y dolores en el cuerpo.
En los casos más fuertes, el contagio por capnocytophaga canimorsus puede causar la muerte de la piel, debido que la infección estimuló a que bajara la presión sanguínea y que se redujera repentinamente la circulación a las extremidades. Obviamente cuando suceden estas situaciones se procedería amputar las partes afectadas para rescatar el resto del tejido corporal, que es justamente lo que vivió Greg.