El Rey Felipe VI después de pasar un día de fuerte entrenamiento en el Real Club Náutico de Palma, disfrutó de un extraordinario día que le permitió integrarse a una de sus más grandes pasiones, el mar; ante una tripulación a la que se unió de manera inmediata y entre tantas y diversas actividades, logro superar la ausencia de su amado padre Don Juan Carlos.

La apreciación del Rey sobre la jornada que llevó a cabo fue: “bueno, bien una bien y una mal” evidenciando que está dispuesto a continuar con la práctica de las regatas para mejorar su desempeño, aunque Don Juan Carlos, tuvo que retirarse de las regatas por motivos de salud, suceso que nunca antes había ocurrido a pesar de las diversas operaciones de las cuales ha sido objeto el emérito.