En 2010, un Airedale Terrier de 13 años de edad, de nombre Sunshade, comenzó su viaje final en compañía de nuevos amigos poco imaginables.

En aquel momento, Sunshade fue diagnosticada con cáncer y para llenar de alegría sus últimos días, el dueño de Sunshade decidió obsequiarle los Conejillos de Indias que siempre había querido.

Según su propietario, en cada viaje a la tienda de mascotas, Sunshade se anclaba mirando atentamente a los conejillos de indias con los que parecía estar obsesionada. Sabiendo lo mucho que el perro los adoraba, le compró dos hembras y se las llevó a casa.

Sunshade quedó instantáneamente enamorada de sus dos nuevos compañeros de casa. Inmediatamente los adoptó como si fueran sus hijos, mimándolos, limpiándolos y siguiéndolos en todo momento. Sunshade era muy protectora y responsable en su nueva función, observando atentamente a toda persona que se acercaba a los conejillos para interactuar con ellos de alguna manera.

Unos meses después, en el día de Nochebuena, Sunshade recibió un regalo bien temprano al descubrir que inesperadamente no habían dos, sino tres cobayos en la pequeça jaula. El destino se encaprichó para que Sunshade tuviera más que dos hembras.