Cuando piensas en verano, de seguro se te vienen a la mente los puestos de limonada que algunos niños tienen frente a su casa o en algún sitio estratégico. Este es un negocio apropiado para que los niños sepan de primera mano que el dinero no crece en los árboles, y que todo esfuerzo tiene y merece su recompensa.
Vender limonada no solo es divertido, sino que enseña a nuestros hijos a ser desde pequeños personas emprendedoras e independientes, y a valorar muchas cosas que probablemente antes ignoraban. Estas son algunas lecciones que tus hijos pueden aprender con un simple puesto de limonada.
Aprenderán lo duro que es trabajar
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Especialmente la diferencia que hay entre beneficios, ingresos y gastos y que ganar dinero cuesta mucho más que todo ese esfuerzo: hay que invertir en una materia prima, pagar unos impuestos y restar una serie de gastos imprevistos. Y al final de la jornada, después de servir muchas bebidas, los beneficios no son tantos como los ingresos, además lo cansado que puede llegar a ser.
A reconocer que habrán pérdidas
Fuente: laprensa.hn
No siempre se gana, muchas veces no conseguimos lo que queremos y eso nos decepciona mucho. Es importante reconocer que no siempre todo será perfecto, y que probablemente habrán perdidas en el negocio, pero eso no es algo que tenga que derrotarlos, al contrario, con más ganas venderán su limonada y darán siempre lo mejor de sí.