Apenas con la ayuda de una papelera y algunos papeles.
Una vez presencié a un profesor de secundaria conducir un ejercicio simple y poderoso para enseñar a su clase sobre el privilegio y la movilidad social.
Apenas con la ayuda de una papelera y algunos papeles.
Una vez presencié a un profesor de secundaria conducir un ejercicio simple y poderoso para enseñar a su clase sobre el privilegio y la movilidad social.
Comenzó entregando a cada estudiante un pedazo de papel y luego les pidió que lo arrugasen. Todos en la clase quedaron un tanto confundidos con la introducción que acaba de dar el profesor…
Posteriormente tomó una de las papeleras de la clase y la trasladó el frente de la sala. La colocó en el centro y frente a la pizarra sin emitir comentario alguno. Los alumnos murmuraban con curiosidad…
Y luego él sentenció: “El juego es simple, todos ustedes representan a la población del país. Y todos en el país tienen la oportunidad de volverse ricos y pertenecer a la clase alta”. Todos extrañados, guardaron silencio en la clase…
“Para pertenecer a la clase alta, lo único que deben hacer es lanzar el papel arrugado que tienen en la mano a la papelera mientras están sentados en su asiento”, prosiguió. Las miradas desconcertadas invadían el recinto…