Lidiar con un colega que utiliza su gentileza para distinguirse ante los demás puede resultar ser muy desagradable. En la mayoría de las empresas, siempre existirá al menos una persona dentro de un equipo de trabajo, que recurra a la labia con el director o con uno de su colega para conservar su trabajo.
Aunque parezcan inocuos y en ciertas ocasiones puedan considerarse cordiales las galanterías que le expresan a esa persona, la mayoría las veces detrás de estos cariños siempre habrá un ineficaz que lo que desea es cuidar su puesto de trabajo y quedar muy bien ante la mirada de su patrón. Cumplidos como: “Que bien le queda el traje al jefe” “Me parecen extraordinarias los comentarios que está indicando el jefe”, son algunas frases que suelen expresar un individuo que es exageradamente adulador.
Para conquistar la confianza de tu director no es preciso que te creas indispensable, recuerda que elogiar podría acrecentar la posibilidad que logres un ascenso en tu trabajo, pero eso sí, no esperes que con tu actitud puedas lograr mantener la amistad en la oficina.
De acuerdo a investigaciones realizadas, las personas que se dedican a elogiar continuamente a sus superiores tienden hacer descortés y maleducados con sus compañeros de trabajo, consiguiendo realizar actividades que otros no lo harían como efectuar sus tareas con poco profesionalismo y terminandola de manera rápida, causando desagrado a los que están en su entorno. Sin embargo, este estudio arrojó que con el tiempo esta conducta terminaría favoreciendo.
El Creador y Director de la Consultora de Recursos Humanos 3Weeks “Consulting Latam” Rafael González expresó: El lambonismo no es una trabajo, pero aún se pueden descubrir personas con estas cualidades en nuestro entorno profesional”.
Existen dos tipos de personas que hacen de los halagos su estilo de vida, la primera, aquellas que hacen todo lo posible por cuidar su estadía en la empresa, son personas que solo piensan en ellas y el otro tipo son aquellos seres que no saben lo que son ni lo que quieren, lo que buscan es estar siempre acaparando la atención del Jefe.
Los jefes siempre se dan cuenta que la conducta de algún adulador causa un ambiente tenso y desmotivados y que estos se mantengan continuamente elogiando al jefe causará molestia al resto de los empleados. Por lo que estos individuos podrían considerarse como gente astuta y ágiles competidores.
De manera que esa manera de persuadir para ganarse la confianza, empleando una falsa sonrisa y satisfacción continua, se denominado egoísmo, que no es nada más, que alcanzar su objetivo usando sus galanterías.