La comodidad que suponen para el consumidor, el comprar las verduras congeladas: Te ahorrarás la parte más laboriosa, como el lavado o el corte, con la seguridad de que el alimento está en perfecto estado.

Las verduras congeladas mantienen intactas sus propiedades, ya que se recogen en su punto de maduración óptimo, cuando más nutrientes contienen; y se congelan al instante. La ultra congelación les permite conservar intactos sus nutrientes, ya que no se produce ninguna reacción que las altere. Esto hace, entre otras cosas, que se puedan conservar durante un largo periodo de tiempo y que cuando te las vayas a comer conserven la misma textura y ese color tan llamativo que tenían cuando las congelaron.

Además, las verduras congeladas no llevan conservantes. El frío es suficiente para conservarlas, así que no hace falta recurrir a los aditivos. Tampoco llevan sal. El proceso de congelado es simple: las verduras se recogen del huerto, se lavan, se escaldan y se ultra congelan a una temperaturas por debajo de los -20ºC.

Como ves, las verduras congeladas tienen un montón de ventajas aunque también encontramos algún punto débil. Probablemente el más destacado sea el sabor. Una verdura fresca, recién cogida del huerto o de proximidad siempre será mucho más sabrosa que una verdura congelada, ya que el hándicap más destacado que tienen es la pérdida de sabor.