Hasta ahora, la posición de la Iglesia Católica sobre los animales afirmaba que los animales no tenían alma. Esto significa que cuando mueren, simplemente dejan de existir.
Esta posición teológica siempre preocupó a una gran cantidad de amantes de los animales, temerosos de que el cielo no será realmente un paraíso sin la compañía de sus queridas mascotas. Sin embargo, esta posición ha sido siempre una declaración informal, ya que no ha sido codificada en la doctrina oficial de la Iglesia.
Pero recientemente, el Papa Francisco se aceró a un chico que estaba muy triste después de la muerte de su mejor amigo, un perro. El Papa calmó al chico asegurándole que estaba bien porque sí, los animales pueden y deben ir al cielo, y un día, el muchacho y el perro se reencontrarían en el cielo.
Dijo al muchacho “un día, vamos a ver a nuestras mascotas de nuevo en la eternidad de Cristo”, y “el paraíso está abierto para todas las criaturas de Dios”.
Christine Gutleben, director senior de divulgación de la Fe para la Sociedad Protectora de Animales de Estados Unidos, dijo al Times que las consecuencias de las declaraciones del Papa son trascendentales.
Si los animales pueden ir al cielo, entonces tienen almas, lo que significa que son seres sensibles y muy importantes para Dios. Por lo tanto, deberíamos reconsiderar cómo los tratamos.
Fuente: Justmansbestfriendforlife.com