Hace dos años que una Supercopa de Europa fue el escenario de lujo que eligió Asensio para demostrar que tenía un sitio en el Real Madrid. Un espectacular zurdazo a la escuadra en Trondheim ante el Sevilla en 2016 fue su carta de presentación en el fútbol europeo con apenas 20 años. Necesitó sólo 21 minutos para aprobar el examen con nota. El gol dio la vuelta al mundo, fue uno de los tres con los que el Madrid conquistó aquel título (el segundo de la era Zidane) y, lo más importante, aseguraba un hueco en la plantilla del Real Madrid al joven talento fichado del Mallorca por apenas 3,5 millones de euros.

Aquel gol en aquella Supercopa de Europa catapultó a Marco. Fue la guinda a una pretemporada fantástica a la que llegó a prueba tras su cesión al Espanyol. Zidane, que arrancaba su primera temporada como técnico blanco tras su llegada en enero de 2016, lo quiso ver. Y vaya si lo vio. El francés se enamoró de Asensio desde el primer día. Fue un flechazo. El talento de Marco era evidente y sus actuaciones durante la gira por Estados Unidos lo convirtieron en la sensación del verano blanco. Sin muchos de los cracks tras jugarse la Eurocopa, la estrella fue él. Zidane le dio muchos minutos y el chico los aprovechó del primero al último.

Se acabó la evolución de Asensio

Se acabó el tiempo de evolución para Marco Asensio. Da comienzo el tiempo de confirmación. Un tiempo en el que si bien es cierto que no es el único llamado a tirar el carro sí que tiene la obligación de destacar regularmente y echarse el equipo a las espaldas demostrando la personalidad que atesora.