Seguramente te ha pasado que en algunas ocasiones conoces a alguien con quien te es casi imposible mantener el contacto visual, pero existe una razón y aquí te contamos por qué cuesta ver a estas personas a los ojos.
¡Entérate!
¿A qué se debe que sea muy complicado ver a las personas a los ojos?
Foto: Pinterest.
Aunque en algunas ocasiones se trata de personas tímidas que no logran mantener el contacto visual, hoy vamos a hablar de esas ocasiones en las que una persona con seguridad y de carácter sociable tiene problemas para mantener la mirada. Normalmente se ha asumido que esquivar la mirada de alguien es un signo de inseguridad. La idea era que se trata de una acción inconsciente y no voluntaria que expresa un temor a ser descubiertos. La zona de los ojos, en concreto, es especialmente expresiva, porque está rodeada de pequeños músculos muy sensibles que reaccionan ante cualquier reacción de nuestro sistema límbico, la parte del cerebro más relacionada con los sentimientos. Es por esta razón que cuando te gusta alguien ver a los ojos es complicado, pues los nervios te traicionan y terminas haciendo un sinfín de muecas ridículas; pero bueno, existe un estudio que nos revela más detalles sobre esto de no ver a los ojos.
Un estudio reveló que descviar la mirada se debe a que no queremos perder la atención
Foto: Pinterest.
En un estudio realizado en la Universidad de Tokio, se reclutó a una serie de personas voluntarias y se les propuso realizar una tarea de asociación de palabras. Lo curioso era que al realizar esta tarea mirando fijamente a los ojos de una persona cuya fotografía era proyectada ante ellos, su rendimiento caía significativamente, a pesar de no conocer a estas personas de nada ni tener que interactuar con ellas más allá de mantener la vista fija. Esta investigación podría ser un indicio de que el simple hecho de mirar a alguien a los ojos es, en sí misma, una actividad que requiere que una buena parte de nuestro cerebro se concentre en ella. Podríamos estar predispuestos a usar muchos de los recursos de nuestro sistema nervioso para procesar la información de la cara del otro, y hay momentos en los que hacer eso nos vuelve incapaces de hacer otras cosas; mantener una conversación complicada o basada en la reflexión, por ejemplo. Es decir, que no esquivaríamos la mirada del otro tanto para ocultarle directamente nuestros pequeños movimientos expresivos, sino que lo haríamos para evitar que una gran parte de nuestro foco de atención quede "enganchado" en su mirada, dejándonos sin la capacidad de hacer otras operaciones mentales.